Un lugar de los de toda la vida. Y qué te vas a encontrar en un sitio así, pues comida de la de toda la vida, casera y muy sabrosa. Nosotros nos decidimos por unas croquetas (con una bechamel ligera y deliciosa), unos calamares fritos (con un rebozado espectacular) y un queso del país como entrantes. De platos principales tortilla con chorizo (al estilo de Betanzos), huevos fritos con chorizo, huevos fritos con jamón, ensalada de la casa, lomo con salsa de manzana (sencillamente riquísimo) y una milanesa de cerdo (también muy rica), de postres un corte de helado (del de toda la vida), unas fresas con zumo de naranja, dos mousse de queso (suave y muy rica) y dos cremas de limón (sabrosas y buenísimas), para terminar cuatro cafés con gotas que acabaron siendo ocho, para beber agua. Todo ello por 92,50 €. Nos sorprendió que en la carta no hubiera pescado, desconozco si en el menú del día que tienen de lunes a viernes lo incluirá en algún plato, pero puedo asegurar que pidas lo que pidas no te equivocarás, está todo buenísimo y muy bien cocinado. El sitio está decorado de manera tradicional, muy acorde con el entorno en el que se encuentra. La atención fue muy buena, con un personal muy amable y sin tener que esperar mucho entre platos, sirviendo a todos los comensales a la vez sin tener que estar esperando unos por los platos de los otros.