Un lugar idóneo, con unas vistas espectaculares del puerto de Soller. El restaurante está decorado con un gusto muy elegante, es muy tranquilo y Marisa que fue nuestra camarera es un amor, están todo el tiempo atentos de ti y que no te falte de nada. La comida que es lo importante era pura magia los gnocchi con su salsa de queso, setas y limonchello. Gracias por cuidarnos tan bien.
Nos atendió en su mayoría Thanis, Justo era su cumpleaños, una moza excepcional! Súper simpática y profesional! De entrada pedimos los sashimis y el Ceviche, deliciosos! Nos recomendaron muy buenos vinos. Comimos todos pastas, raviaolis, linguinis y tagliatelle unos más exquisito que el otro! El precio lo vale, súper súper recomendable!
Espectacular el lugar, la comida y el servicio. Recomanable.
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