Llegamos sin reserva un sábado de intenso frío, después de hacer una ruta de senderismo de toda la mañana.
Había sitio en la terraza y estuvimos muy a gusto todo el tiempo que duró el sol.
Tuvimos que irnos porque ya daba la sombra, pero en ningún caso nos apremiaron ni trajeron la cuenta sin pedirla o cosas parecidas que a veces pasan en otros sitios.
Nos atendieron rápido y bien, con educación y amabilidad.
Comimos fuera de carta y quedamos muy satisfechos, tanto en calidad, como en cantidad y precio.
El local y los servicios estaban limpios y cuidados.
Tiene aparcamiento en la puerta y cercanías.
Un sitio bastante recomendable.
La comida está buena y abundante, y no es muy cara.
Magnífico lugar para combatir el frío en invierno, salón con chimenea y las noches de calor, en verano, en su terraza. Siempre acompañado de buena comida.
Al lado de la chimenea, vas a comer, y no sabes cuándo terminarás. Porque la chimenea te atrapa en días de frío.
Además de las comidas habituales: buena carne a la brasa, cocina tradicional,... podrás pedir hamburguesas y bocadillos. Si no hay ninguno que te guste, puedes pedirlo a tu gusto. Son muy amables y la cocinera hace unos bocadillos extraordinarios, con lo que le pidas.
Pide el Pili Pollo, no está en carta, pero te sorprenderá.
Las croquetas tremendas, y las patatas caseras de 10.
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