UNA BUENA OPCIÓN.
Un local pequeño y agradable.
Tienen una carta variada y atractiva.
Se come y bebe bien, evidentemente, hay que pagarlo.
Un sitio ideal si hace frío, llueve, hay viento...pues es un comedor cerrado.
El servicio es atento y diligente.
Si vienes, no te arrepentirás.
Tienen producto muy fresco, muy variado y buena cantidad.
Lo malo que tardan bastante en atender y algunas cosas un poco caras, dejo foto de la factura.
Comida excelente en un salón acogedor. Nos sirvieron unas berenjenas con miel, como detalle de la casa, mientras llegaban los platos. Comí sopa de mariscos, revuelto de setas con jamón, fritura de pescado (boqueroncitos victorianos, merluza, calamaritos y salmonetes), y un solomillo de ternera "hecho" que he acompañado con Ribera del Duero. De postre, natillas y café. Solo puedo decir que todo estaba exquisito.
2a actualización: La degustación ha comenzado con una sopa de marisco (servida desde una sopera en la mesa), seguido por un salmonete a la plancha muy bien complementado con una guarnición de patatas y verduritas, y de postre natillas caseras. Todo riquísimo, y servido con una magnífica cubertería (platos, cucharas, copas...) que realza los platos.
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