Buen sitio para comer.
Fuimos un sábado y de menú 15€.
Abundante y muy rico.
Personal atento.
El pollo a la cerveza, jugoso. La carrillada, muy buena, algo sosa, pero con un poco de sal, se arregla.
Situado en la plaza, no tiene pérdida.
Si no hubiera hecho tanto calor, nos hubiéramos sentado en la terraza. Pero dentro con el aire acondicionado, estábamos de lujo.
Para aparcar, nosotros lo hicimos arriba, en el monasterio y bajamos y subimos andando, son 5 minutos. Aunque en cuesta.
Paramos a comer de vuelta de Madrid. Comimos de menú y estuvo todo muy bien y con cantidades generosas. Lo que nos sorprendió fue lo que nos pusieron para picar (fideuá). El peor problema es que hay muchísimo ruido, pero bueno se va a comer no a meditar. La natilla del postre podría mejorarse, pero en general todo bien y a un precio asequible unos 75€ por 4 personas con sus respectivas cervezas y refrescos extra más los cafés.
Sitio casero, con servicio muy agradable y comida de calidad para el precio. El menú del día está fenomenal, usan productos de la tierra y suelen tener variedad de platos típicos. Volvería.
Plato que recomiendo: Carrillera en salsa.
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