Me llevé una grata sorpresa, ya que antes era un local cutrillo de copas. Al pasar vi que había cambiado la actividad y decidimos probar. Eramos 4 y quedamos muy llenos. Tanto la calidad, como cantidad y presentación de los platos maravilloso. Por poner una pega... El servicio es un poco lento... Mucho tiempo de espera entre plato y plato y no estaba ni medio lleno. Y la única camarera que había... Se paraba demasiado y se olvidaba de lo pedido. Pero la conclusión es que repetiré sin dudas.
Todo excelente, un acierto seguro. Hicimos el menú de mediodía y la relación calidad/precio es un 10. Todo estaba muy bueno y el servicio muy bien también.
Comida casera muy bien preparada a un precio razonable en pleno casco histórico. Luchi (la dueña) es la que te atiende y es un poco loca y muy simpática. Por poner un pero: son bastante lentos, pero tampoco es un sitio para comer con prisa. No te pierdas las carrilleras. Por la semana tienen menú del día.
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