Pastelería con larga tradición en Madrid.
Una decoración muy de época, cuidada y estéticamente agradable.
Sábado Santo, no hay cola y decidimos entrar a comprar algo, nos decidimos por unas torrijas que en el mostrador tienen muy buena pinta.ñ, a 3'50€, grandes.
En casa comprobamos lo excepcional del producto. Muy buenas, jugosas sin estar empapadas y dulzor medio.
No conocía el sitio, pasaba por la zona y al ver los turrones me decidí a entrar. La decoración del sitio es increíble, de época, súper elegante. Y por supuesto, los turrones y las figurillas de mazapán, lo mejor que he probado, espectacular. La atención del personal es increíble y la atención al detalle en el empaquetado y la manipulación del género es de lo más profesional que hay en España. Sin duda de lo mejor que hay en Madrid, me alegro haber encontrado el sitio. Por supuesto repetiré. Recomendado al 100%. Enhorabuena a todo el personal del sitio y gracias por tener los mejores turrones de Madrid.
Turronería / pastelería centenaria (va camino de bicentenaria) y conservada intacta. Te transporta a otra época, una auténtica joya y parte viva de la historia de Madrid, situada en la Carrera de San Jerónimo. Es una preciosidad todo, pero contemplar el antiquísimo expositor giratorio lleno de dulces es algo único.
Como eran vísperas de Semana Santa, tenían el escaparate preciosamente adornado con huevos de pascua y es bonito observar la maqueta de la propia tienda que tienen, si haces una foto desde dentro parece ella misma.
Copio algunos retazos de su historia sacada de ellos mismos y de conmuchagula
Cruzar el umbral de Casa Mira es casi un viaje en el tiempo. La ubicación original de una de las primeras turronerías de la capital se encontraba en la Plaza Mayor pero al poco se trasladaron a la Carrera de San Jerónimo, la tienda se conserva prácticamente intacta desde 1855.
No cuesta trabajo imaginarse a las señoras de la jet set decimonónica dándose un capricho los domingos, o a los niños con miradas de fascinación pegando sus naricillas al escaparate, para ver más de cerca el mítico expositor giratorio -toda una novedad-, cuando fue instalado a mediados del siglo pasado.
Su historia comienza hace 157 años Luis Mira un maestro artesano del turrón con una inusitada visión empresarial para la época, quiso probar suerte en Madrid. Abandonó su Jijona natal con un carro tirado por dos burras, cargada de turrón, y emprendió camino hacia la capital. La historia (casi convertida en leyenda) cuenta que tuvo que reiniciar su viaje hasta cuatro veces, ya que vendía el género antes de llegar a Madrid, su destino, a causa de lo deliciosos y sabrosos que son.
Cuando Luis Mira llegó a Madrid tenía 21 años y un espíritu emprendedor que lograría que su fábrica de turrones se convirtiera en proveedora de la real Casa de Isabel II, de Amadeo de Saboya, de Alfonso XII, de la Regencia de María Cristina y de Alfonso XIII. Además, Luis Mira obtuvo un Grand Prix en la Exposición Universal de París de 1899, lo que ilustra de forma clara la importancia de este establecimiento cercano al Congreso de los Diputados.
¿Sus favoritos? “no podría decantarme por uno solo, tenemos muchos productos, pero un buen turrón Jijona cuando está blando, jugoso no tiene comparación; el marrón glacé también me gusta mucho por mi abuela, que le encantaba; las nueces, un producto de la tienda de mazapán de yema con dos nueces bañadas en un fondant, y el turrón de yema tostada con el azúcar crujiente por encima…esos son mis favoritos de estas fechas”
El donut de chocolate riquísimo!, estas Navidades iré tempranito a por uno de sus deliciosos turrones
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