Nos lo recomendó un señor por la calle y vinimos a tomar algo, se me ocurrió pedir una ración de Oreja y maravillosa la ración y no es demasiado caro, los camareros atentos y amables, lo dejo apuntado para cuando volvamos por la zona, venir aquí de nuevo!
Tiene dos plantas, en la de a pie de calle el espacio no es mucho, y la mayoría lo ocupan sillas y mesas, hay dos grandes columnas que dificultan un poco el movimiento, y unas escaleras un poco empinadas bajan a la planta sótano donde están los servicios y el comedor. A la izquierda está la barra abarrotado todo el espacio que lo componen de la maquinaria, estántes y el juego de diferenciales. El personal se afana por atender rápido y eficaz.
Hemos ido a tomar una caña y café. A mi compañera se le cayó el café sin querer y enseguida le han hecho otro, sin cobrarle nada pese a que fue fallo nuestro y no tenían por qué.
Nos han traído unos bocadillitos para acompañar las bebidas de forma gratuita. Tal vez es una tontería, pero en barcelona desde luego esto no pasa. Muy contentas
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