Fuimos de casualidad ya que nos recomendaron Casa Julio, una casa de comidas cercana con menú muy asequible...y largas colas de espera dado el éxito del que goza. La alternativa la encontramos en este restaurante con mesas contadas en el que no dudaron atendernos a pesar de no contar con reserva. También posee un menú pero sus platos son más elaborados y se caracterizan por una exquisitez sublime; se hacen en el momento y por ello hay que contar con cierta paciencia porque la espera merece la pena: Las albóndigas sabrosísimas, la crema de guisantes buenísima y el pescado de temporada (llampuga) riquísimo. Los postres toda una sorpresa: bizcocho de hierbabuena con crema de Limón fue un bocado que supo a gloria, y el melocotón asado con yogur delicioso. Recomendable 100%. Deseando repetir
Muy bien. Camareros muy amables y simpáticos sin ser pesados y que recomiendan bien. Algunos platos eran espectaculares (el tártaro nos pareció una maravilla). Repetiremos seguro.
Muy bueno, la comida muy buena, la atención y el trato exquisitos la espera entre platos adecuada y la relación calidad - precio buena, un entrante 2 principales un postre un cafe y una botellita de vino 71,5€ muy bien atendidos, comimos calamares crujientes con mahonesa de tinta y lima, costillas Ibéricas con mazorca, manzana y pure y bacalao crujiente sobre garbanzos con espuma de su pilpil y unos canutos de crema con compota de manzana, el punto tanto de la carne como del bacalao muy conseguido, los garbanzos mantecosos en general una muy buena experiencia pero no es un restaurante Vasco al huso raciones más que suficientes sin exagerar todo en su punto
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