He estado comiendo un brunch con mi familia y la experiencia ha sido genial. La comida estaba riquísima y la atención ha sido exquisita. Por poner un pero, los huevos benedict estaban un poco fríos, pero es comprensible por el volumen de pedidos que hemos hecho. Sin duda repetiré.
Lugar emblemático de Pamplona, que ha tenido muchas gerencias a lo largo de su historia. Es un sitio el cual, depende mucho su negocio de la climatología ya que está basado básicamente en la amplia terraza en los jardines de la media luna. En la actualidad dispone de carpas y sombrillas pero lo cual no quita que con un cambio brusco de tiempo (y ya sabemos lo que es Pamplona...), los planes se vayan al garete. Precios normales.
Entorno muy agradable y tranquilo en el parque de la media luna. Muy cómodo para ir con niños. El menú para comer es de muy buena relación calidad precio. La terraza para tomar un aperitivo es muy amplia, y tiene mucha sombrilla para hacer sombra, aunque también los árboles de alrededor dan sombra.
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