Conociendo el restaurante de toda la vida, habiendo celebrado allí mi comunión hace muchos años, mi marido y yo decidimos celebrar en sus instalaciones el bautizo de nuestro hijo Gael. El bautizo fue ayer, y no pudimos tener una experiencia más maravillosa. El trato del personal fue impecable e inmejorable, atentos en todo momento a todo, agradables y muy amables, cumpliendo con cualquier petición de manera sobresaliente. La comida fue deliciosa, empezando por los aperitivos (destacamos el pulpo frito con parmentier), seguido de la merluza "La Torre" muy sabrosa y especial, y finalizamos con el plato sin duda más aclamado por todos los comensales, una exquisita piruleta de vaca en salsa de vino de Cangas que se deshacía en la boca, extremadamente jugosa y sabrosa. Tras la tarta (que decidimos llevar nosotros) y que muy amablemente nos sirvieron, tomamos cafés acompañados de licores (quién lo tomó destacó el orujo de miel, por un sabor muy rico). Durante la tarde, los niños asistentes al bautizo fueron invitados por parte del restaurante a disfrutar de una estupenda merienda y de las actividades que tenían en sus jardines (hinchables, pintacaras, tiro con arco, globoflexia...). Sin duda una experiencia inolvidable que guardaremos en el recuerdo con mucho cariño. Gracias a todo el equipo de La Torre por haberlo hecho posible.