Toda la comida que pedimos estaba muy buena. Nada malo que decir del restaurante.
Las croquetas (o croquetones, como se llaman en la carta) se pueden pedir de las dos variedades que manejan, así puedes probar ambas. Las de boletus mis favoritas.
El servicio muy correcto, especialmente uno de los camareros, Manuel, muy amable y atento.
Nos quedamos sin probar alguno de los postres porque no podíamos comer más.
Un sitio perfecto.
Estuvimos comiendo, nos dejamos aconsejar por su camarero que fue súper hablame y todo fue de 10.
La comida espectacular, la cerveza artesana fantástica.
Nos quedamos con ganas de volver otro día.
Un lugar estupendo para desayunar y comer. El trato exquisito y todo hecho con mucho mimo. Como dato curioso, 340 fue el último filón de la mina de Rodalquilar.
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