Probé por primera vez esta pizzeria el domingo. Reservamos mesa con antelación y fue un acierto ya que el local es pequeñito y estaba lleno (buena señal). Al llegar vimos varios repartidores salir cargados de pizzas (otra buena señal) y desde el minuto uno, María nos atendió con una amabilidad y agilidad increíbles.
Todo correcto y aún no habíamos probado la comida.
De entrante, focaccia de ajo y para compartir una pizza y pasta. Todo estaba recién hecho, buenos productos y… ¡una carbonara real italiana! (Que te avisan que no es de nata como en otros sitios jeje).
Salimos por todo ello muy contentos (y llenos) y estoy seguro que no tardaremos en repetir.
Acabamos de comer y la verdad es que nos ha encantado. La camarera ha estado muy atenta en todo momento, trabajan de forma muy dinámica y la comida está muy rica.
Repetiremos sin duda alguna.
El trato de la dueña fue excepcional. La Bronte está buenísima y mis amigos que pidieron calzones también las disfrutaron. Al final de la velada tuvo el detalle de invitarnos a unos chupitos de limoncelo granizado riquísimos.
Volveremos.
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