Fuimos a las seis de la tarde un domingo y la cocina estaba abierta. El pan muy rico, pedimos pimientos de padrón y croquetas de grelos y las croquetas de diez, crujientes por fuera y cremosísimas por dentro. De postre nos pedimos la tulipa de queso y confitura por recomendación del camarero, y el queso estaba exquisito. La atención muy buena. Por poner una pega, no tienen Estrella Galicia, tienen Mahou, siendo una taberna galega estaría bien que tuviesen Estrella, que está mucho más rica.
Una experiencia 5 estrellas.
Desde la afectuosa acogida por Antonio hasta la despedida, hizo que la comida de ese día fuera memorable. No es dificil encontrarlo, está cerca Obradoiro, bajando una cuesta. Es un sitio tradicional con bancos y comida ecológica, a la vez que exquisita. Probamos unas croquetas de grelos (ración importante) que estaban muy buenas y llenaban un monton. Acompañamos con algo más ligero, unos mejillones a la vinagreta grandes, jugosos y superfrescos. De segundo nos recomendó churrasco de cosntilla de cerdo ibérico cocinado en un horno especial (me dijo el nombre pero no me acuerdo) con un inteso sabor ahumado y tierno. Y mención especial el postre, una tulipa de crema de queso con compota casera, fresca y deliciosa ( y no excesivamenmte dulce).
Y todo por un precio bastante ajustado.
Un acierto. Eso si, no reservan mesa, lo suyo es ir pronto (13:30) y te aseguras sitio.
Excelente el concepto, la atención es inmejorable, ecológico y delicioso. No te marches de Santiago de Compostela sin pasar a comer en este lugar.
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