Muy buen bar de tapas situado junto a la estación de metro Montequinto, haciendo esquina en los bajos de un bloque alto de pisos. Facilidad para aparcar por las calles cercanas, aunque si se desplaza uno desde lejos la mejor opción es el Metro. En cuanto a construcción y decoración el establecimiento hace esquina y es el típico bar de barrio, pequeño en el interior pero con una agradable terraza exterior, con zona al aire libre y otra cubierta. Mesas y sillas funcionales y cómodas. La carta es amplia y hay donde escoger, a base de tapas y raciones. También ponen una nota con las sugerencias del día. (Ver fotografías adjuntas). Pedimos unas cervezas y para comer cola de toro, bacalao frito, calamares del campo y de postre tarta de chocolate con un par de chupitos (invitación de la casa). Estaba todo muy bueno. Bien de cantidad para el precio que tienen. La presentación-emplatado sencilla, sin adornos ni florituras. Adjunto fotografías de todo. La atención por parte de los camareros muy atentos. Estaba la terraza llena, pero la espera para servirnos estuvo dentro de lo normal en estos casos. El precio está bien teniendo en cuenta la calidad y la cantidad. Se ve que abunda la clientela habitual porque, en apenas unos minutos se entabló entre los comensales una conversación muy agradable, con risas y charla muy amena. Resumiendo, un lugar muy recomendable en plan tapeo familiar.