Sitio bohemio. Es una locura, el local siempre lleno, con gente arriba y abajo. Es normal, se basa en pedir en barra pizzas, de tamaño individual, que cuestan solo 2,90€ cada una. Las pizzas no se eligen, te ponen las que hace el pizzero a su gusto. Aquí no se reserva, se va y a esperar que te pongan las pizzas sorpresa. Nos pedimos 4 para 2 personas y la verdad es que pedimos incluso demasiado. Pizza de masa casera y buenos ingredientes que están buenísimas y a un precio de risa. El único pero es que tardaron unos 50 minutos en traernos las pizzas y se nos hizo demasiado larga la espera. No obstante, al estar terminando, se nos acercó el pizzero para disculparse por la espera que tuvimos que sufrir. La decoración es muy variopinta al igual que el mobiliario con sillas pupitre de colegio y una especie de sofá bajo hecho con palet y espuma. Tuve que cambiar de asiento porque el palet bajo con los pies a la altura de la cintura era incomodísimo, aunque tampoco cambió mucho al pasar a las sillas. El ambiente en el interior es muy ruidoso y es imposible conversar: aviso. Seguramente la terraza al exterior sea mejor opción. 2 pizzas y 1 agua sales por unos 7€. Faltó probar el tiramisú que dicen que está muy bueno, así que habrá que volver. Lo recomiendo "si" entre comillas porque es bueno y barato, pero hay mucho ruido y es incómodo. Recomiendo ir muy muy sport, si es chándal mejor, jajaja.