El local ha cambiado mucho desde la última vez que estuvimos hace muchos años. La decoración es muy agradable y tiene dos salas independientes; la segunda más tranquila porque tiene menos mesas.
Cocina casera de buena calidad. Todos los platos nos gustaron mucho y además repetimos.
Muy buena atención por parte del personal, cercanos y cordiales.
El camarero, muy amable, nos ofreció el menú (un domingo). Estaba fenomenal, con tres primeros muy ricos para compartir y uno principal. Todo muy rico. Los postres, unas tartas muy buenas, caseras.
Según las reseñas anteriores hay paella y no es así, pero me ha gustado mucho igualmente.
La comida estaba buena, a resaltar los entrantes ya que tienen un menú con tres entrantes al centro y principal por persona, bebida, postre o café.
Lo más flojo fueron los postres, estaban buenos si pero nada reseñable.
El servicio y el trato por parte del personal si que es destacable, muy agradables y atentos.
Recomendable calidad/ precio y por la zona donde se ubica no se puede pedir más.
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