Un domingo soleado de septiembre fui a comer al Sushiko, además venía con hambre a pesar de haberme calzado un bocata de calamares bravos 10 minutos antes, y después de que la noche me confundiese en Cintru. La camarera nos atendió rápidamente y nos llevó a la mesa, el lugar era muy oriental-fusion y desarrollado en un entorno japo. El menú consiste en un buffet a la carta, vas pidiendo en una comanda y te lo sirven a la mesa. Las palabras español,pícaro e infinito se concentraron en mi mente y cambie el chip, por lo que mi objetivo fue devastar y arruinar sin suministros al restaurante. Empecé pidiendo platos sin parar, los que más me gustaron fueron el tartar de salmón, mango y cosas, y las gyozas. Por otra parte el pulpo crudo con hielo no pasaba la ITV y no me agrado. La carta está genial explicada, los platos de pescado crudo pensaba que eran para osos polares pero me sorprendieron gratamente ya que acabe ileso. En total me clave la friolera de 33 platos, sin miedo al éxito, tuve que parar a pesar de no estar lleno, ya que las camareras me miraban mal y mi madre estaba pasando vergüenza ajena de dicha odisea gastronómica. Luego me pedí un vaso de agua del grifo. Cabe recalcar que el baño estaba limpio. En total costó 21'9€ ya que era finde, sino 14'9€.